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Submarinos (4)

Abr 9, 2022 | 2 Comentarios

Dejo a continuación el cuarto y último avería dedicado a submarinos. El cual recomiendo leer escuchando un tema de Loscil incluido en su álbum Submers: «Kursk»

Por cierto que si alguien desea leer el primer avería dedicado a submarinos puede hacerlo aquí:

http://www.averiadepollos.com/submarinos-1/

Si desea leer el segundo, puede pinchar en el enlace siguiente:

http://www.averiadepollos.com/submarinos-2/

Y si quiere hacer lo propio con el tercero, puede hacerlo aquí:

http://www.averiadepollos.com/submarinos-3/

Submarinos (4)

Durante el siglo XX, los submarinos mantuvieron parte de su carácter misterioso aunque su porte enigmático tenía, sobre todo, que ver con su faceta de verdugos. Es fácil imaginar a decenas de coroneles y sargentos observando con orgullo unas embarcaciones que podían provocar enormes destrozos. A medida que se sofisticaba su diseño, el submarino se deshumanizaba. Se convertía en un ánimal de acero temible que nadie deseaba encontrar en el mar. Aunque lo cierto es que hasta mediados de siglo no fueron capaces de poseer total autonomía bajo las aguas.

De hecho, durante las dos guerras mundiales, se veían obligados a pasar la mayor parte del tiempo en la superficie. Lo que los hacía piezas fáciles de detectar por el enemigo. Pues incluso estando sumergidos, era posible localizarlos con la ayuda de los potentes equipos acústicos implantados en los buques rápidos. Por entonces, además, embarcar en uno de ellos era una auténtica odisea. Los submarinos daban miedo pero mucho más vivir dentro de uno. La mayoría de soldados sufrían enormes traumas psicológicos después de varias semanas en su interior. A la sensación de desorientación tras navegar por aguas sin punto de referencia fijo se unía la sensación de claustrofobia por estar encerrados en medio de una máquina de metal rodeada de agua que en ocasiones se tambaleaba de un lado a otro y en otras hacía emerger de su centro y costados todo tipo de insoportables ruidos. A eso se unían una gama infecta de olores (tabaco, ropa sin lavar, sudor, dióxido de carbono, gasolina o las excrecencias procedentes de los lavabos en caso de atascos) y penurias físicas excelentemente descritas por el alemán Herbert-A-Werner en su clásico Ataúdes de acero. Una obra en la que deja muy claro que la improvisación era muy frecuente en su interior. En ocasiones nadie sabía bien lo que sucedía. Y la incertidumbre sólo era vencida a base de rutina. La absurda y necesaria disciplina militar en medio del caos en el que se encontraban.

Resulta curioso pero también lógico (puesto que tras la derrota nazi los alemanes precisamente no tenían nada de lo que presumir) que hayan sido dos obras germanas las que hayan puesto el énfasis en la pesadilla vivida en los submarinos. Me refiero, claro, al libro de Werner y al célebre filme de Wolfgang Petersen (basado en un best seller de Lothar-Günther Buchheim).

La mayoría de películas norteamericanas, a tono con el carácter triunfalista tras la guerra, no describían tanto las penalidades vividas en los submarinos como el carácter heroico de quienes embarcaron en ellos. Las hazañas logradas. Sin embargo, en la de Petersen destacaba, ante todo, el caos, la locura, el sudor, la tensión, la puta esquizofrenia. En realidad, El submarino era una película sobre la desolación y la impotencia. Era una radiografía impiadosa del fracaso humano. Del delirio militar y la desesperanza. Siendo, por tanto, absolutamente complementaria de Apocalipsis now. De hecho, su rodaje (si bien no llegó a los extremos del realizado por Coppola) fue también duro y problemático. Y no creo que a nadie le hubiera extrañado que, de repente, hubiera aparecido Marlon Brando rapado realizando una oda al horror en medio de aquel submarino parecido a una trampa. A un cepo eléctrico donde resultaba más fácil enloquecer que sobrevivir.            La banda sonora fue realizada por un dúctil saxofonista: Klaus Doldinger. Tengo por cierto la impresión de que para componer el tema central, Doldinger se inspiró en el archiconocido compuesto por Moroder para El expreso de medianoche. Tiene todo el sentido porque, en cierto modo, la experiencia retratada por Petersen en su filme era muy similar a la descrita por Alan Parker. En gran medida, ese submarino era una cárcel. Entrar en él era un viaje a los infiernos. Casi una condena perpetua. Porque, de algún modo, sus secuelas físicas o psíquicas se extenderían de por vida. Si no es que los que accedieran a él, hallarían con seguridad la muerte en sus confines.

Una Divina comedia marina. El retrato de un feroz purgatorio. Eso es El submarino. Una obra por momentos insoportable. Lenta y feroz. Tensa y difícil. Para la que creo que también hubiera podido componer una potente banda sonora alguien como Hans Zimmer. También por supuesto el músico de ambient canadiense Scott Morgan, (más conocido por su alias Loscil), quien en 2002 realizó un álbum, Submers, dedicado al completo a los submarinos.

Cada tema llevaba el nombre de uno célebre. Y había referencias desde a la nave de los argonautas o algunos de los primeros prototipos de submarinos eléctricos como el Gymnote hasta, por supuesto, el Nautilus.

No tengo claro, eso sí, si el tema de Loscil se encuentra dedicado al Nautilus de Verne o al primer submarino de propulsión nuclear de idéntico nombre al de la novela desarrollado por el capitán Hyman Rickover. El cual logró una aceleración antes nunca vista en estas naves y posibilitó que permanecieran sumergidas durante meses llegando a completar trayectos hasta entonces imposibles como la travesía del Polo Norte.

Desde luego, los submarinos nucleares fueron esenciales en la Guerra Fría. Su poder era devastador. Durante el célebre conflicto entre Estados Unidos y la U.R.R.S. en Bahía de Cochinos (Cuba), el estallido de la Tercera Guerra Mundial dependió de la decisión de una sola persona: el oficial Vasili Aleksándrovich Arjípov. Quien, sin tener absoluta seguridad de lo que estaba sucediendo en el exterior, y a pesar de que la nave que tripulaba había sufrido un apagón en su sistema eléctrico producto de las cargas de profundidad lanzadas por once destructores de la armada norteamericana, se opuso a los otros dos oficiales soviéticos ​rompiendo el consenso necesario para emitir la orden de disparar; la cual hubiera desatado un conflicto de imprevisibles consecuencias que muy probablemente hubiera devastado gran parte del planeta.

También le dedica Loscil en su álbum un tema al Kursk; al K-141 Kursk. Aquel submarino ruso de 154 metros cuyo hundimiento generó tanto consternación como sorpresa. En cierto sentido, -aunque tal vez la comparación es excesiva- su catástrofe es asimilable con la sufrida por el Titanic. Puesto que se consideraba una nave imposible de hundir debido a su doble casco y determinados elementos técnicos que le conferían un carácter casi indestructible. Si un proyectil explosivo hubiera impactado en su superficie, no hubiera podido tumbarla.

Sin embargo, un accidente inesperado (el estallido de un obsoleto torpedo de prácticas reciclado que provocó posteriormente la detonación de más torpedos) propició una catástrofe en la que murieron ni más menos que 118 tripulantes al instante. Quedando casi 40 aislados en un compartimento esperando un rápido rescate que nunca se produciría y daría lugar a unos angustiosos, desesperados momentos que han sido recreados por el cine (Thomas Vintenberg dedicó a esta tragedia un filme), provocaron una crisis importante en la imagen externa de las autoridades militares rusas (cuya gestión del rescate de los supervivientes fue, por decirlo con palabras decorosas, desastrosa) y, en cierto sentido, junto a los atentados del 11-S, supusieron el inicio del siglo XXI. Otra era en la que todas las certezas, como los materiales con los que fue construido el K-141, saltaron por los aires.

La localidad que continúa sin estallar es La Manga. Aunque en verano soporta unos níveles de población inauditos. Me da la impresión de que no será necesario que varios submarinos la bombardeen. Bastará con el peso de la gente que reside en ella durante los veranos para hundirla lentamente en el mar. Estoy seguro sin embargo de que, en caso de ser destruida, de repente, los periódicos, muros de facebook y blogs se llenarían de multitud de lamentos y recuerdos.

No me extraña. No hace mucho La Manga poseía los atributos de una isla misteriosa parecida a aquella en la que el capitán Nemo expiraba. Y resulta lógico que la frustración que produce el contraste entre aquello que fue -una tierra virgen- y lo que es – un crepuscular y sombrío (casi zafio) complejo vacacional- nos haga soñar con su destrucción. Un final catastrófico a tono con el rumbo del mundo. Al fin y al cabo, la proliferación de submarinos y sus continuas mejoras técnicas no es un hecho que nos informe de nuestra mayor seguridad sino más bien de que, año a año, día a día, hora a hora, estamos más cerca de la destrucción final. De convertir nuestro mundo en una Atlántida global cuyos restos nadie buscará.

Tal vez por cierto el paraíso era eso: la imagen de un mundo lleno de muertos dispuestos a comenzar conjuntamente aquel viaje al más allá desde el fondo de las aguas que varias culturas ancestrales consideraban iniciático. Shalam

فن العيش يشبه القتال أكثر من الرقص

El arte de vivir se asemeja más a la lucha que a la danza

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen……extraño puente……gran idea para una escultura……
    2ºimagen……nucleares en fila india……
    3ºimagen…..que pasa!…..tomaremos el fresco ahora que no hay enemigos…….
    4ºimagen…..un grito…….
    5ºimagen…….simetria americana…..la mariposa de «motomami»……sonrisa…
    6ºimagen…..este submarino esta gordo y le han echado a red……
    7ºimagen…..la han convertido en una «piojera»…….
    PD…..https://www.youtube.com/watch?v=YICrFKp8JFk…mira como saluda el comico-mimo al final del video,…. risa…..e la nave va..f.fellini…1983…..

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    • Alejandro Hermosilla

      Submarino ideal para que Hans Zimmer se inspire en su diseño para una banda sonora. Deconstrucción marítima. 2) Parecen naves enemigas de Star Wars acercándose a donde se encuentra un poblado de la resistencia 3) Esto tiene un sabor a libro de aventuras y película de sobremesa con aire juvenil que tira de espaldas. «En busca de la isla misteriosa». 4) Músico loco tocando la batería y rompiendo instrumentos en un concierto de krautrock 5) El arquitecto tenía en mente realizar un avión-submarino. ¿Será posible algún día construir esa máquina? 6) Ballena a lo Moby Dick o cuerpo de Mamut sobrealiendo tras caer al mar. 7) Si cambio los edificios por pirámides podría este pedazo de tierra aparecer en Lost. PD: preciosa escena que no recordaba en absoluto. Grande!!!

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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