Estoy desde hace unos días revisando Lo frío y lo cruel, el formidable ensayo que Gilles Deleuze dedicó a la obra de uno de los escritores más incomprendidos que han existido: Leopold von Sacher-Masoch. Y allí me encuentro una reflexión muy certera y lúcida que no me resisto a citar en avería. En ella, el teórico francés alude a Georges Bataille para explicar una de las características peor comprendidas de la obra del Marqués de Sade. Me refiero concretamente a su sadismo.
Bataille y Deleuze están de acuerdo en que los libros de Sade no reflejan tanto el lenguaje de los verdugos como el de las víctima. Algo comprensible si se revisan las circunstancias biográficas del autor de Justine pero que la crítica muchas veces no ha sabido entender por no comprender precisamente la naturaleza y el lenguaje del poder. De hecho, como explican ambos, el poder no tiende a dar muchas explicaciones sobre torturas, violencia o el daño que comete en los ciudadanos sino que más bien calla. El lenguaje del poder es el silencio. La elipsis. Y es la víctima la que desea hablar (y generalmente no puede). Es a ellas, por tanto, (aunque parezca paradójico) a quienes da voz Sade en sus textos describiendo con absoluta visceralidad un innumerable catálogo de obscenas y violentas perversiones cometidas, por lo general, (no siempre) por nobles diletantes.
En fin. Dejo a continuación la cita del ensayo de Deleuze, donde entiendo que se puede seguir con mayor precisión este razonamiento:
«Georges Bataille, en un texto que habría tenido que dar por tierra con todas las discusiones sobre las relaciones del nazismo y la literatura de Sade, explica que el lenguaje de Sade es paradójico porque es esencialmente el de una víctima.
Sólo las víctimas pueden describir las torturas, los verdugos emplean necesariamente el lenguaje hipócrita del orden y del poder establecidos: «Como regla general, el verdugo no emplea el lenguaje de la violencia que ejerce en nombre de un poder establecido, sino el del poder, que lo excusa en apariencia, lo justifica y le procura una razón de ser elevado. El violento es propenso a callarse y se aviene a la fullería… Así, la actitud de Sade se opone a la del verdugo, siendo su perfecto opuesto. Al escribir, Sade, negándose a la fullería, la atribuía a personajes que, realmente, sólo habrían podido ser silenciosos, pero se servía de ellos para dirigir a otros hombres un discurso paradójico»». Shalam
في الحب ، كل القمم عاصفة
En el amor, todas las cumbres son borrascosas
1imagen…carcel de mujeres….(justine)….(los tres gurdianes de las murallas)…..(vaticano)…..
2imagen….voy a descansar para que luego me des, dame, mas fuerte, mas fuerte!!!…..
3imagen….acabare oliendo a belle de jour 1967…..y al fantasma de la libertad 1974……
PD….https://www.youtube.com/watch?v=9_3BqNxD1XA….esto es una gran performance….aparentemente the cramps…..
1) Está mal que lo diga pero esto podría aparecer perfectamente en «Un reino oscuro». Bellísima Justine. 2) No resulta creíble Polanski en este papel…jjajaja… más le pega el de dominante… 3) ¿Cómo filmaría esta escena Jess Franco? Sería tan sórdida como bizarra y el lujo sería una excusa para la perversión y la oscuridad. PD: es insoportable ese acento en esta peli….. la performance es el acento en sí mismo.