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Pneuma (2)

Ago 13, 2023 | 2 Comentarios

Dejo a continuación el segundo avería dedicado a Tool. El cual recomiendo leer escuchando el primer tema de Lateralus: «The grudge».

Pneuma (2)

Tool no era pretenciosos sino lo que sigue. Eran ambiciosos y perfeccionistas al extremo. Se rebelaban con todas sus fuerzas contra la idea de que el rock eran tres acordes, unos cuantos gritos de guerra, sexo descontrolado y varios litros de alcohol entrando al estómago. Tool parecían tener pegada una fotografía de Angus Young en las paredes de su estudio. Pero no tanto para inspirarse en las andanzas del guitarrista australiano sino para negarse a seguir el camino ahondado por él y muchos de los clásicos héroes del rock (grabar el mismo disco una y otra vez) que las multitudes veneraban. Así que resulta lógico que Lateralus supusiera una evolución integral del sonido de Ænima.

Ænima era la banda sonora perfecta de los 90. Cualquiera de sus canciones podía haber aparecido en Carretera perdida, Natural Born Killers o Seven. En cierto sentid, Ænima emitía una mirada adulta a todo lo que, de manera más espectacular y glamurosa, estaba llevando a cabo Marilyn Manson por aquellos tiempos. Era un disco nihilista y enigmático que ponía de manifiesto la angustia ante la nueva época: el capitalismo global, internet, las relaciones líquidas. En realidad, Ænima apuntaba a la disociación psíquica y social del siglo XXI. A la enfermedad anímica. Pero lo hacía con tanto extremismo que la banda norteamericana estaba obligada a dar un nuevo salto al vacío sino quería estancarse. Quedarse a vivir en el oscuro túnel construido con un álbum que, a pesar de su nocturnidad, no era tan áspero como se sugería por todas partes.

Ese brinco desde un nuevo despeñadero fue Lateralus. Una obra sobre la que existen tantas conjeturas que se podría realizar un libro entero recopilándolas. La principal es la que considera que el álbum se encuentra segmentado según secuencias que coinciden con la célebre espiral de Fibonacci. Una estructura áurea de la que participan un sinfín de seres, substancias y formas vivas del Universo. No voy a entrar a hablar sobre esta teoría urdida por Leonardo de Pisa y su posible manifestación en Lateralus. Más que nada porque no soy ni de lejos un experto. Pero lo que sí tengo claro es que su aplicación le sirvió a Tool para insuflar aire a su propuesta. Sacarla del fango nihilista. De hecho, lo que la banda norteamericana logró en Lateralus fue único puesto que, sin acaramelizar su sonido ni ablandar su propuesta, fue capaz de crear una obra ocultista, secreta y, por momentos, violenta pero, sobre todo, vitalista y rejuvenecedora (que permitía pensar tanto en la gnosis como en la teosofía).

Creo, de hecho, que esa es la clave de Lateralus. Un disco parecido a un mandala imbuido por un misticismo optimista. Una obra que, sin dejar de lado del todo la tensión contemporánea, estaba imbuida de positividad. Permitía viajar mentalmente a otras dimensiones. Podía servir tanto para meditar como para emprender un viaje por un país de las maravillas tecnológico tras tomar unas buenas dosis de LSD.  Era un disco que, desde la portada, invocaba a un posible renacimiento del ser humano. Conectaba nuestra época con la renacentista y de ahí nos hacía recorrer mundos astrales. En buena medida, Lateralus era como un boca a boca angelical realizado a todos aquellos que se habían quedado perdidos y desorientados con Ænima. Era un disco que, nos llevaba por caminos oscuros (pero también lumínicos) para informarnos que el mundo no se destruiría como podíamos pensar. La bomba atómica no estallaría en todas partes en el mismo momento. Puesto que la humanidad debía seguir evolucionando. Caminando hacia otros siglos. Redescubriendo su alma.

Lateralus permitió comprender mucho mejor Ænima. De repente, todas esas distorsiones de sonido, todos esos cambios de frecuencia y ritmo, o esos desacoples entre instrumentos que nunca parecían ponerse de acuerdo, cobraban otro sentido. Ænima no era música para suicidas sino para personas que no deseaban suicidarse. Tool mostraban nuevos modos de luchar contra la depresión y Lateralus era la confirmación de que, tocando de manera diferente, transformando pautas elementales de la composición y el sonido, se podía construir no sólo música distinta sino un mundo superior, trascendente. En este sentido, aquella obra era casi una mágica ejemplificacion de las teorías sustentadas por Terence Mckenna en su clásico La nueva conciencia psicodelica y, a su vez, una alquímica conversación con alguno de aquellos viejos grabados de Leonardo da Vinci en los que el genio florentino retrataba el rostro y cuerpo humanos.

Lateralus, de hecho, era como un vibrante y poliédrico recipiente pacífico que lograba que incluso los temas más inquietantes o distópicos en vez de provocar neviosismo concitaran una sana curiosidad (sin dejar por ello de turbar o desasosegar). A este respecto, es imposible no citar la tenebrosa canción (digna de aparecer en Twin Peaks 3) que cierra el disco: «Faaip de Oiad». Un tema en el que se recogía una llamada real al programa de radio de Art Bell de un (supuesto) antiguo trabajador del Area 51 en la que informaba a todos los oyentes de las estrategias extraterrestres para acabar con la vida humana.

En gran medida, Lateralus significó el cenit creativo de Tool. El momento en el que su cohete musical llegó al punto más alto de las estrellas. Por eso tanto 10,000 days como Fear inoculum no son ni continuaciones ni evoluciones de aquel fogonazo eléctrico sino que más bien son la consecuencia de ese misticismo, de ese frénetico despertar. Yo al menos vislumbros ambos discos como jams de rock progresivo, psicodélico y astral. Reposados viajes interiores en los que se medita sobre lo aprendido durante la juventud.

Si Lateralus representaba el momento más alto de subidón de LSD, 10,000 days y Fear inocolum son la resaca. Lo que queda tras la impresionante visión del resplandor de otros mundos. Por eso son discos menos refulgentes y brillantes pero posiblemente sí que son más sabios y meditados. Más tranquilos y maduros. Son discos para escuchar de principio a fin en los que no tiene demasiado sentido (a mi entender) distinguir un tema de otro. Son ráfagas musicales ideales tanto para perderse en una carretera de noche como para fumar marihuana reposadamente en el desierto. Obras colosales que cuanto más se escuchan más secretos revelan que miran de lejos tanto a Gram Parsons como a kyuss, Grateful Dead o el Bebop y, de alguna forma, siguen siendo rock alternativo. Continúan provocando emociones inéditas que resulta muy difícil encontrar en otros grupos de su entorno.  Probablemente porque eso, en gran medida, es la discografía de Tool. Puro pneuma. Un soplo vital que infunde vida a toda la historia del rock al tiempo que ilumina su progresivo ocaso. Shalam

المتعة لرجل هي ألم لآخر

Un placer para un hombre es un sufrimiento para otro

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1imagen …leccion de anatomia (rembrandt,1632)..y pavo real(ojos)..
    2imagen….fractal simetrico (luis gordillo)…..
    3imagen….este si que es el sol-pavo………
    4imagen….heptagono circunscrito….simetria de fondo….
    5imagen…..rueda michelin llena de ojos (como los del pasillo de una casa y las puertas abriendose y cerrandose dando portazos)…sonrisa…(una de los hermanos cohen)….
    PD….https://www.youtube.com/watch?v=rJFmLtMGSqs……… ……..encantador de serpientes y pajarracos de fondo…….

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    • Alejandro Hermosilla

      1) Leonardo de Vinci. Gnosis. Cristocrator. Fura del Baus. 2) Mayas enseñando a meditar a un hombre puesto hasta las patas de LSD. 3) Felicidad azteca. Sufrimiento. Final de una oración. Estatua que mata por su belleza. El que toma lsd y ve esta imagen comienza a vomitar al momento. 4) Locura marroquí en medio de un concierto gnóstico. 5) Espiral, elixe, axix. La piel de una estrella al nacer. PD: de estos hay alguno parecio por Marrakech, aunque no con cobra.

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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