Se puede constatar que alguien es un genio en múltiples detalles de su vida. Por ejemplo, en conversaciones íntimas, de trabajo o aparentemente intrascendentes. Este es el caso de Stanley Kubrick.

Creo que la siguiente anécdota lo deja muy claro.

Frederic Michael Raphael (el guionista entre otros filmes de Dos en la carretera, Daisy Miller o Eyes Wide Shut) comenta que durante las conversaciones con el director norteamericano para dar forma al guión de su última obra, mantuvieron un intercambio telefónico sobre determinadas películas en las que el Holocausto ocupaba el tema central.

Tras citar, por ejemplo, Noche y Niebla de Resnais o La pasajera de Andrzej Munk, a Frederic se le ocurrió aludir a la célebre La lista de Schindler. Kubrick se mostró frío al otro lado de la línea e interpeló rápidamente al guionista si creía de verdad que el filme de Spielberg hablaba del Holocausto y Frederic se ratificó en su idea.

La conversación aparentemente debía haber terminado ahí, pero la cerró el director de La naranja mecánica con la siguiente reflexión para enmarcar.

Ahí la dejo: «Frederic, ¿No crees que La lista de Schindler es una película sobre el éxito?  El Holocausto trata de seis millones de personas asesinadas. Sin embargo, La lista de Schindler trata de seiscientas personas que no lo fueron».

¿Es necesario añadir algo más? Como se suele decir, genio y figura hasta la sepultura. Shalam

الجحود هو ابنة الكبرياء

La ingratitud es hija de la soberbia