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La guerre des insectes

Abr 11, 2022 | 2 Comentarios

Dejo a continuación la decimoquinta reseña del libro Los 100 mejores discos del Siglo XX. En este caso, dedicada a La guerre des insectes de Monique Sartre. La próxima semana me ocuparé del puesto 85 en esta lista: Přistát de Vrána.

Quien desee por cierto saber más del proyecto puede pinchar en el enlace siguiente:

http://www.averiadepollos.com/los-100-mejores-discos-del-siglo-xx/

Y quien quiera leer la reseña anterior puede hacerlo aquí:

http://www.averiadepollos.com/juegos-electronicos/

Si alguien se anima, asimismo, a leer este texto con música, le recomiendo obviamente hacerlo escuchando el tercer tema del disco de Bernad Piergami de honónimo título a este imaginario que comento a continuación.

86. Monique Sartre: La guerre des insectes. (1964)

Existen pocos discos sobre los que haya tanta unanimidad o consenso como La guerre des insectes. Algunos son adictos a él y otros apenas lo escuchan de tanto en tanto. Pero en lo que todos ellos están de acuerdo es en considerar el material sonoro que grabó una nativa de Tolouse, Monique Sartre, en Nueva Delhi en el año de 1964 como uno de los más bellos que se han escrito jamás sobre los años de la postguerra. Afirmación que, sin duda, subscribo pues no otra palabra que belleza se puede utilizar cuando nos introducimos en una de las metáforas sonoras más sublimes sobre los conflictos bélicos que se han construido jamás.

Monique Sartre era una joven profesora de música interesada tanto en la filosofía occidental como en la oriental a quien el principio de la guerra le soprendió mientras pasaba sus vacaciones en la India. Concretamente, en Nueva Delhi. Ciudad en la que decidió residir cuando verificó el peligroso desarrollo de un conflicto en el que Francia estaba sufriendo todo tipo de humillaciones y pérdidas que no permitían atisbar esperanza alguna a sus ciudadanos.

Durante varios años, Monique se comunicó con sus padres por carta y el rudimentario sistema telefónico de entonces y, entendiendo que no era en absoluto halagüeño regresar a su país natal, fue integrándose en el sistema de vida oriental (a pesar de que la India pasó a ser controlada por Japón) del que se enamoró profundamente puesto que le ayudó a sobrellevar con dignidad sus años de exilio y a encontrar renovadas esperanzas y fe en el ser humano en lo más hondo de su corazón cuando ya no creía que esto fuera posible. Para lo que fue esencial tanto su compresión profunda y sabia interiorización de clásicos orientales como El libro de la paz o La sabiduría del té como de la rica tradición filosófica y mística hindú. Encuentros culturales de los que brotó el primer impulso de lo que sería una de esas imprevisibles obras que marcan época: La guerre des insectes.

¿Cómo empezar a analizar esta maravillosa obra tantas veces citada por músicos de toda índole entre una de las imprescindibles del pasado siglo? Tal vez lo primero que destacaría sería la naturaleza meditada y relajada de un disco que ofrecía una lectura pausada de la Segunda Guerra Mundial.

Ciertamente, en vez de ofrecer un testimonio rabioso y desesperado de los sucesos que habían ensombrecido al mundo, Monique ofrecía una amplia visión de los mismos en la que aparecían como una anécdota trivial incapaz de alterar el orden natural celeste y terreste. Aunque, a pesar de todo ello, también reflejaba muy bien la angustia que siente el Universo, todo lo existente, cada vez que los seres humanos deciden resolver sus diferencias batallando y no son capaces de respetar el orden natural impuesto por los Dioses para su existencia.

La guerre des insectes se estructuraba de forma tan original como simbólica. En primer lugar, se establecía una correspondencia entre cada uno de los países que participaban en el conflicto bélico y un insecto. Usa, por ejemplo, era un escarabajo, China, un ciempies e Italia, un grillo. Y en las primeras composiciones se realizaba una breve descripción sonora de todos estos países/insectos utilizando un único instrumento. Más tarde, cuando cada uno de ellos había sido presentado e identificado con una melodía y su correspondiente sonido por el oyente, comenzaba propiamente la sinfonía sonora. La cual se estructuraba armónicamente siguiendo los hechos históricos de todos conocidos que dieron lugar a la Segunda Guerra Mundial. Así, por ejemplo, el primer tema recreaba musicalmente la primera batalla entre Alemania (una termita) y Austria (un saltamontes). Aunque lo excepcional de la composición radicaba en que sólo se utilizaban los dos instrumentos (el tambor y la viola) que habían servido para describir a ambos países o, en este caso, insectos.

Posteriormente, conforme más países entraban en la batalla siguiendo rigurosamente los hechos cronológicos, los instrumentos ya utilizados anteriormente volvían a aparecer recreando la tonada original que identificaba a cada uno de los insectos; y el disco continuaba por esos vericuetos hasta llegar a esa especie de sinalefa inacabable que es el tema “Le conflict infini” donde todas las melodías chocaban entre sí, se bifurcaban y entrelazaban hasta formar una especie de maremoto sónico a través del que Sartre reflejaba perfectamente el caos en el que estaba sumergido el mundo.

A tono con lo descrito, aquel último tema finalizaba con una tremenda explosión “in media res”. Es decir; un estallido semejante al de una bomba que se producía sin previo aviso alguno para el oyente mientras la composición musical continuaba desarrollándose normalmente. Una explosión que funcionaba a la manera de metáfora de lo que podía suceder si los insectos (los países) no decidían de una buena vez convivir en paz y respetar las leyes de la naturaleza.

No obstante, contra lo que pudiera parecer en primera instancia, el final abrupto no dejaba sentimiento de desolación o angustia en el oyente. Es cierto que algo de desasosiego sí, pero no una absoluta incertidumbre. Porque, acorde con el sentimiento oriental de la vida, Sartre grababa a continuación una oda celeste, casi milagrosa, de alto contenido vibracional, llamada “Aura” que para muchos es tal vez el mejor tema compuesto durante todo el siglo XX. O, al menos, el mayor alegato de paz jamás escuchado durante la pasada centuria.

Una hermosa, indescriptible composición de siete minutos en la que volvemos a escuchar las melodías correspondientes a los insectos pero, en este caso, la de cada uno de ellos es interpretada por un instrumento diferente. Por ejemplo, la melodía de la hormiga no es tocada por un piano sino por un contrabajo y la del escarabajo por un saxofón. Lo que, en el fondo, era un bello símbolo armónico que mostraba que cada uno de los rasgos a partir de los que creemos identificarnos son perfectamente intercambiables. Algo que demostraba sin ningún tipo de ambages «Aura»: uno de los más lúcidos alegatos en favor de la universalidad del ser humano jamás compuestos que, significativamente, finalizaba con las voces de diferentes barítonos procedentes de cada una de las naciones protagonistas de la guerra, entonando el mantra Om. El mantra de la concordia y la paz absoluta; de la esperanza total. Shalam

قبل أن أرتكب خطأ ، أنا لا أرتكب هذا الخطأ

Antes de equivocarme, yo no cometo ese error

2 Comentarios

  1. andresrosiquemoreno

    1ºimagen…..es explicito………..
    2ºimagen……estas dos hormigas se comunican……..la axila surrealista…..jajaja…..
    3ºimagen….la plaza del «risueño»…..
    4ºimagen…..silueta, la escala es la que tu elijas…..
    5ºimagen……llena de simbolos….llena de arte nft (no fungible token)……todo cubismo, todo geometria….
    6ºimagen…..moscas daltonicas……
    7ºimagen….los viajes de gulliver…..
    PD……https://www.youtube.com/watch?v=a2Wsovuqnd8&t=121s….a los 3:00 las hormigas..» el perro andaluz»….

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  2. Alejandro Hermosilla

    1) Fotograma de una película tipo «Mondo Cane». Años 60. 2) Combate de lucha libre entre hormigas. 3) Plaza por la que podría aparecer en cualquier momento el sr Miyagi. Karate Kid 2. 4) Portada de disco ambient dedicada a un insecto. 5) Posible portada de un libro sobre insectos y naturaleza desechada finalmente por un editor 6) Diseño interior de ese mismo disco de ambient anteriormente citado. 7) Una nueva versión del Perro andaluz. PD: vaya. justo la nombre y tú la citas..jajajajaj

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Autor: Alejandro Hermosilla

Mi nombre (creo) es Alejandro Hermosilla. Amo la escritura de Thomas Bernhard, Salvador Elizondo, Antonin Artaud, Georges Bataille y Lautreamont.

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